Para llevar a cabo el Trabajo Fin de Máster (TFM), el alumno se enfrenta a retos como elegir el tema, obtener información y estructurarla y defender los resultados del estudio. Sobre el valor añadido que aporta, Antonio José Verdú, profesor del MBA, apunta que “es un manuscrito con el sello personal del estudiante, donde plasma una gran cantidad de competencias y se pueden identificar numerosos resultados de aprendizaje”.
Tras la presentación del trabajo escrito, el alumno lo expone ante un tribunal evaluador. Los profesores valoran las destrezas para la comunicación, venta y persuasión. “Evaluamos la capacidad de sintetizar y aportar sólidos argumentos”, subraya Verdú.
Cada TFM es tutorizado por un profesor que guía al alumno para definir el interés, objetivos y estructura, de modo que el resultado sea útil para su desarrollo profesional.
Las empresas están presentes en muchos de los trabajos. En ese sentido, Antonio José Verdú destaca: “Desde el máster, potenciamos aquellos que surgen como consecuencia de la realización de prácticas en empresas y que se orientan a solventar alguna problemática o bien tienen el objetivo de ayudar a la expansión de la organización”.
Tal es el caso de Liudmila Sycheva, estudiante de origen ruso, que presentó el TFM “Análisis estratégico del mercado de mármoles crema en EEUU”. En su trabajo la estudiante llevó a cabo una investigación para determinar cuáles son los principales productores de mármoles y granitos a nivel mundial. Para ello, centró su atención en uno de los mercados más importantes para este tipo de mármol característico del levante español: Estados Unidos. Shycheva realiza prácticas en el departamento de exportación a EEUU de la empresa Levantina. “He aprendido método y he podido conocer a muchos comerciales estadounidenses”, apunta la alumna.
Un total de 13 de estudiantes del Máster en Administración y Dirección de Empresas, procedentes de países como Moldavia, Colombia, Francia o Ucrania, han presentado sus proyectos en la convocatoria de junio. La creación de una plataforma online para alquilar pistas de pádel, el desarrollo de una estrategia para la internacionalización de una consultora de ingeniería civil o el análisis de los incentivos fiscales para aplicar la RSC, han sido algunas de las propuestas.
A la pregunta de si existe el TFM perfecto, Verdú puntualiza que para él no existe la perfección ya que todo es mejorable, incluso su labor como tutor y su papel como miembro del tribunal. “Hablaría, más bien, en términos de ajuste a las expectativas”, señala el profesor. El MBA establece el desarrollo de unas competencias generales y específicas. Por tanto, el Trabajo Fin de Máster debe reflejar el aprendizaje de las 5 generales y de hasta 3 de las específicas elegidas por el tribunal.
“Quizás el TFM perfecto sea el que ayuda al alumno a desarrollarse profesionalmente. El que marca un antes y un después, como consecuencia de lo aprendido en el máster”, subraya el profesor.